Por qué tus mejores empleados no serán los mejores líderes

Si analizáramos el resultado del paso de un empleado muy deficiente tras una promoción a un lugar de liderazgo en las empresas, probablemente, nos sorprenderíamos del resultado,y es que el fracaso se da en un porcentaje tan elevado que resulta casi difícil de creer. Y sin embargo es así, es un error que se comete con demasiada frecuencia.

Es evidente que la generalización no es una gran compañera de la verdad, por tanto, también existe un porcentaje de acierto en estas promociones, sin embargo, lo que nos interesa aquí es llegar a comprender el motivo por el que incluso grandes empresas cometen el error de una mala valoración de las capacidades de liderazgo de un empleado que ha desempeñado muy bien sus tareas profesionales.

Promoción profesional

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La analogía más a mano en este caso es la que podríamos realizar con los deportes de élite, concretamente con el fútbol profesional. La garantía de haber sido un jugador brillante, de haber incluso destacado muy por encima de la media en el ámbito de un equipo de primer nivel, no es en absoluto garantía de ser un entrenador brillante y de éxito. Es más, conocemos casos no tan lejanos en el tiempo de antiguos jugadores que han tratado de continuar vinculados al máximo nivel en equipos de élite como entrenadores y al fracasado o han obtenido resultados mediocres.

El primer error

Y efectivamente como indicábamos en el segundo párrafo es una cuestión de valoración errónea. Cuando una empresa decide promocionar y ascender a posiciones de liderazgo a un empleado que ha desarrollado de manera destacable su cometido de algún modo decide por el empleado que la mejor recompensa posible es una promoción y mayores niveles de responsabilidad. Esto sería dar por sentado que todos los perfiles profesionales con capacidad de desarrollar sus tareas por encima de la media tienen capacidad de liderazgo, y obviamente esto no es real en absoluto.

De entrada, le estamos exigiendo que abandone un espacio en el que brilla con luz propia y donde se maneja perfectamente para, probablemente, entrar en un nivel superior de responsabilidades en el que sus tareas directas ya no son aquellas por las que destacó, o, peor aún, a sus tareas directas deberá añadir otras nuevas y generalmente más complejas. Por supuesto, a todo esto, debemos también tener en cuenta que dentro de las capacidades de un buen desempeño profesional en un entorno laboral los requerimientos entre un liderazgo y una buena progresión profesional no son en absoluto los mismos, puede que exista puntos de coincidencia pero ambas figuras se les pide cuestiones diferentes y complementarias dentro del desarrollo del trabajo.

Promocionar empleados

El segundo error

El error siguiente viene también por otra valoración; generalmente el reconocimiento que se quiere expresar con estas promociones tiene mucho que ver con las condiciones laborales y los salarios, más incluso que con el convencimiento total de estar acertando en el perfil. Obviamente una solución mucho más sencilla para recompensar el valor de este trabajador, y además garantizarnos su continuidad en ese excelente desempeño profesional es retribuirle como un líder pero no apartar del lugar donde mejor se encuentra.

Es un tema complejo, lógicamente la promoción interna sigue siendo un elemento muy importante dentro de las empresas y es cierto que existirán siempre perfiles adecuados, con la suficiente capacidad de liderazgo para abandonar una posición intermedia y pasar a dirigir a los que antes eran sus compañeros, pero, también debemos reconocer que no todos estamos preparados para esto. Debiéramos incluso llegar a tener en cuenta que los mejores trabajadores dura empresa son más valiosos en su puesto que un líder promedio, esto puede parecer una osadía, pero realmente, los puestos clave de la producción también deben estar ocupados por profesionales brillantes y no vaciar esos espacios en favor de promociones hacia arriba, por tanto, esa mejora de las condiciones laborales y económicas no tiene necesariamente que llevar aparejada como promoción la asunción de más responsabilidades a través de un liderazgo que, puede ser perfectamente la muerte profesional del promocionado.

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